sábado, enero 22, 2011

Huellas



Imploro cerrar mis mojados luceros
para no seguir pegada a este duelo,
cegada por extraño y áspero eclipse
entre este aullado amor y tu muerte.

Acostada entre hiedras que sustentan
cual tejido de frágil fortaleza y lamento,
como mis ahora pensamientos y delirios, 
me hundo en la espesura de este bosque
preguntando a nadie por huellas de nieve
que parecen señalar tu último camino.

Y es que en una helada noche
de quieto invierno
cuando nada hacía presagiar tragedia,
-las mismas en que prendíamos fogatas
para abrazados calentar nuestras almas-
vino la muerte que no perdona nada
teatralmente cínica en traje de inocencia.

Y sin pronunciar palabra, te llevó amado mío
sin más misión que solo mi existencia arrasar
a esta desoladora agonía sin pulso ni rumbo
tristeza que solo ha de silenciosa caminar
por tus mismas huellas hasta dejar de respirar.


P-Car

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