sábado, febrero 27, 2016

A mí... volverás

Volverás…

Tus brazos recogerán mi cuerpo y me llevarás a la gran montaña, a ese lugar especial, cerca del cielo.

Y allí, gritarás con brío que me amas, mientras tu llanto cae cual lluvia, sobre mi piel dormida  - fría -

Querrás que, de nuevo, salte mi corazón en mi pecho. Querrás que mis ojos te contemplen como la primera vez que dije “te amo”. Querrás que despierte con tus desesperados besos.

El dolor será tan intenso que querrás no estar allí ni amarme como me amas.

Mi luz y paz serán inmensas e infinitas. Tu culpa y oscuridad, yermas y estériles. El día se hará noche y la noche, poesía azabache.

Llorarás tanto, que tus lágrimas finalmente, han de limpiar tu alma. Se irán las negaciones, las figuras, los orgullos y los silencios. Comprenderás lo que siempre es, ha sido y será verdadero. Que el amor es lo primero y más valioso del universo. 

Después, tendrás que dejar que mi silueta vuelva a la tierra, con una gardenia albina en mis manos. Y sabré que todo habrá valido la pena, porque habré cambiado tu vida. Lo que seguirá en tu camino, será transparente y bueno.

Así será porque así debe ser. Y es que todo debe tener un sentido en esta vida… Por ello, sé que has de volver.

Sí, muy pronto, a mí… volverás.



P-Car

sábado, febrero 20, 2016

Bendita esperanza

Mi corazón de sangre y noches
deja una estela otoñal
en la corriente de la vertiente.
En un lapsus del azar
resucita la esperanza.

Artista bendito del universo
que remece el mundo entero.

De trigo dorado es su cuerpo,
de brisas tropicales, su piel
de atardeceres, el verso
de amaneceres, su mirada
de emoción vibrante, su lágrima.

Y también es…
la pequeña ave blanca
que libre, cruza el cielo
con una estrella en el pecho
- y un pincel en sus alas -
desde el ocaso al alba.
Preciosa luz inmune
e inagotable del sueño.

Reencarnación eterna.
La gran obra maestra
en el lienzo del infinito.

¿Qué sería de nosotros
sin ilusión en el alma?
¡Gracias! Dios del cielo
por la magia única
de la bendita esperanza.



P-Car

domingo, febrero 14, 2016

En un día como hoy

Hay instantes y momentos, amaneceres y eternidades, en que tú… me robas el aire y la visión, los latidos y la fuerza, el centro y el equilibrio, la escalera y los pilares.

Y es que parece ser, que el amor más puro, se sabe auténtico, en el dolor de la ausencia. Se sabe, en lo amargo de unas lágrimas que nadie seca. Se siente, en los versos, que solo pasan. Se reconoce en la aventura ciega de un olvido, que jamás se instaura. Se dibuja en la insistencia de los sueños, que muestran repetidamente el sueño mayor de estar otra vez, en el silencio inolvidable de tus cálidos brazos. Y es que, después de ti, después de lo nuestro, es imposible no extrañarte con la profundidad que yo te extraño…

Fuiste en mi vida, con igual brío y belleza… la cumbre que desata las nubes negras y el último árbol de la rivera. Tu mirada, aquel cúmulo de estrellas que yo siempre soñé alcanzar. En mi cuerpo construiste, la intensidad del mar bravío y luego, la calma solemne del ocaso. Y entre mi ruta y mi sombra, fuiste… la magia del silencio inocente y la verdad gloriosa de una plegaria. Significaste el sentimiento, la luz y el hogar, la paz y el final. Fuiste y serás más allá de mi muerte… mi íntima verdad. Aquel ser, que me mostró quién soy, qué quiero y dónde debo estar.

Así florezcan los ciruelos o se desmaye el otoño en los campos. Así del cielo lluevan nostalgias o si el sol hace más soles en la arena. Tu piel, tu aroma, tu risa, tus labios… tu imagen intacta, se aferró a mi memoria. Estás conmigo, infinitamente, en cada estación y paso pequeño y grande del tiempo.

¿Será un tormento?...¿será un presagio?...¿será un regalo?

No sé bien, solo sé que estás en mí, tan profundo y tan necesario, como mi corazón y mi propia alma. Da lo mismo, que el mundo delibere de mi sentir, porque amarte no sucede para lograr un resultado. Para mí, lo maravilloso es amarte… simplemente amarte.

El amor es una flor que crece en el pecho, es un obsequio, es lo único que le da un sentido más alto a la vida, es la única respuesta al gran misterio del cielo, es la única fuerza que nos levanta de las ruinas, es lo único que ayer, hoy y siempre valdrá la pena.

Entonces amor, en un día como hoy, tan lindo y especial… ¿cómo no recordarte aún más?


P-Car



sábado, febrero 06, 2016

¿Estás?


¿Estás? Si, ahí estás.

Dentro de una burbuja mística, distante del contacto. Distante de mí… y también de ti mismo, cuando te evocas frágil.

Te resguardas en la soledad. Sin aventura, sin riesgos, sin eventos indeseados.

Allí, tus ojos son de tus proyectos, pero tu mirada, ay, tu mirada. Tu mirada siempre es de tu alma. Y tu alma inquieta, busca, indaga, añora.

¿Estás?: si, sé que ahí estás. Te veo a través del tiempo, del silencio, de tu ausencia, de tu humo, de tus muros y miedos, y… ¡del mismísimo olvido!

Te siento suspirar y…
Callo. Tuve el impulso de decir algo especial.

Quizás lo mío no es más que presentimiento, anhelo, pasión o tal vez una intratable obsesión. Aunque, sinceramente, yo lo llamo de otra forma.

El asunto no pasa por entendimientos, pasa por sentir lo que yo siento. Y vivir el milagro de contemplarte a través de la oscuridad. Mis ojos vendados, te ven, a través de cualquier suceso: ínfimo, del mundo o nuestro.

En este momento del piano brota música de ensueños. El mar rompe olas sin parar. El sol entibia lentamente. Y yo… ¿yo?: con mis sentidos, creo estos versos, extrañando tu vulnerabilidad, extrañando tu abrigo, extrañando demasiado, hacer un día contigo.

Extrañando me extrañes al punto que… ¡aniquiles la nada con el todo!: subas montañas y cruces caudales, desafíes el peligro y te enfrentes a la muerte, frente a frente, hasta comprender la existencia. Reconocer la esencia.

Pido tanto verte desnudo de corazón y alma. Oh querido… ¡cuántos infinitos besos te daría! ¡cuántos paraísos conoceríamos juntos! y también ¡cuántas tristezas superaríamos unidos! En definitiva, viviríamos cómplices de la vida, de lo dulce y de lo amargo.

Me queda el consuelo de que, aunque invisibles: estamos. Tú ahí, yo aquí, pensándonos. Unos necios, perfectos imperfectos, pero tan adorablemente pequeños, tan sensibles y queribles, como los niños que fuimos y aún somos.

Entonces sonrío, sabiéndote mío, así nos perdamos de algo grande. Y luego escribo, escribo y escribo.

¿Te digo algo lindo?: nos acecha una luz increíble. Quizás es la verdad. Quizás una señal. Quizás es esperanza. Quizás una estrella. Quizás es casualidad o causalidad…

O quizás es tan solo una luz.


P-Car