miércoles, enero 30, 2019

Entre súplicas y rosas blancas


Entre el ayer y el mañana
entre este instante y la nada
entre el éxito y la equivocación
entre creencias y carencias
entre seres que van y vienen
existe algo
que se entromete en mis pliegues
que se infiltra en mis fantasías
que se asila en mi instinto
y misteriosamente…
suplica a mi espíritu.

Ese algo es alguien
que tiene un nombre
y le late un corazón.

Y cuando el universo conspira noches
y mi respiración es ruido de la calma
la lluvia de espadas
que veloz venía a mutilar mi verso
se convierte en lentas rosas
que contienen la memoria de mi cuerpo
y me hacen el amor
desde mi centro a mi fuego
desde mi fuego a mi centro
y entre lágrimas y pétalos
explota una emoción sin fin
con una dimensión sin término.

En esas infinitudes
omito mi sendero
reniego lo correcto
me olvido de quien soy.
Me olvido de tu adiós
me olvido de tu olvido
me olvido que morimos.

Soy feliz y vivo
soy alma y amo
soy libre y sigo.

Pero como infalible y sin miedo
he de irme alguna vez
pido que una de esas espadas
-una sola de ellas-
olvide convertirse en rosa
y en la culminación de mi trance
desangre con mordacidad mi sangre.

Amor, te suplico…
entre estas bellas rosas blancas
¡nunca dejes de suplicarme!




P-Car




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Imagen: Dimitra Milan.

sábado, enero 12, 2019

La suma de todos los miedos


Sin conocerte esta vida era…
tan solo la vida.
Antes de amarte mi alma era…
nada más que otra alma.

Hoy…
mi vida te extraña
y mi alma te adora
cada alba, cada sueño,
cada presagio, cada hora.

Es un hecho que hay hechos 
que logran cortar la existencia.
En mi senda fuiste tú -solo tú-
quien hizo una honda brecha.

¿Qué sucedió con nosotros?
La respuesta son los miedos:
miedo a decir lo nunca dicho
miedo a vivir lo jamás vivido
miedo a soltar lo ya conocido
miedo a perder la sonsa razón
miedo a desangrar el corazón.

¡Qué locura! ¡Qué horror!
Sin embargo sobrevivimos
irremediablemente paralizados
por la suma de todos los miedos.

Hoy, en que por fin lo comprendo
y que iría a ti para contarte tanto
de mí, del universo, de ambos  
irónicamente tiemblo…
-realmente siento pánico-
de mirar otra vez el fondo de tus ojos
al unísono de percibir y creer mía
la deseable vibración de tus manos.



P-Car





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