viernes, enero 20, 2017

Sonriendo a Neruda

A mitad del desvelo…
si la densidad del silencio me ahoga,
oigo estridentes
las querellas del olvido.

Asomo al aire de la ciudad y solo veo
habitaciones tiernamente apagadas
por el sueño de sus amantes.

Cuando asoma el día…
y el gong del tiempo obliga,
como si no tenerte no fuese suficiente,
debo simular que sobrevivo sin quererte.

Sin tregua ninguna y con su afán infinito,
ávida, me vuelve a caer la noche oscura.

Entonces, tocándome el alma,
con ansias de un poco de paz y esperanza
miro una estrella aislada en el cielo
y pido que… tan solo por amar…
ningún ser merezca este final.

Pero insólito e inesperado,
veo tus ojos en la cúpula celeste.

Y a la velocidad de un suspiro
poética vuelo a un paraje de la luna
y pienso que somos dos
contemplando el mismo lucero.

Entonces, sonriendo a Neruda…
y cuerda a más no poder, reescribo:
“…más loco que el amor
solamente el olvido y yo”.


P-Car

martes, enero 17, 2017

Amé y amo


Amé lo que vi en ti.
Amé lo que ignorabas.

Amé lo que fluía de ti para mí
cuando sabías que me amabas.

Amé el lugar lejos donde juntos llegamos.
Amé lo nuestro, los detalles, incluido tú.

Porque ninguna dupla es nosotros,
amo aquello que el universo sabe
es irremediablemente irrepetible.

Amo me consideres tu refugio
cuando no hallas las estrellas.

Amo me fastidies antes del perdón
y que me fastidiaras infinitamente.

Amo lo que nunca encontrarás…
porque no dejas que te halle primero.

Amo el amor. Amo amarte.

Alguien dijo que no te amé…
que lo que amo es un sueño.

La totalidad es cierta:
lo mío y el resto.

En dulce secreto amo lo que te robé
y nunca jamás te devolveré
para que otra ame.



P-Car

sábado, enero 14, 2017

¿Qué será?

¿Qué será… que puedo amarte, así como te amo, en la distancia? No parece natural que, si con tu cercanía cuento, el miedo ahogue mis sentimientos y, que poca cosa no es, inhabilite mi coraje.

Mejor mantente siempre lejos, para seguir saboreando esto tan mío: tan tibio, tan cariñoso, tan compañero, tan lleno de imágenes y sueños.

Y tan intenso que, como nada más en este universo, me seduce, me provoca y excita, hasta que mi alma alcanza y besa la luz de la estrella más distante. Esa, que ante el tiempo terrenal y las medidas del mundo, parece intocable.


P-Car



jueves, enero 12, 2017

Parábola poética

Al alba, un ave preciosa me dijo: vuela.
Le respondí: soy humana, no tengo alas.
Así siguió nuestro singular diálogo…
-¿Y entonces cómo es que yo,
que soy ave, te estoy hablando?
-Es que pienso eres una fantasía.
-Por lo mismo, entonces… vuela.
-No creo que pueda, es utópico.
-¿No dices que eres mujer de fe?
-Si, tengo fe, sueños y esperanzas.
-Entonces comienza a volar, ahora.
Cerré mis ojos y seguí escuchando…

 Por y para aquella ave mágica:


Cierro tranquila mis ojos
como me enseñó aquel ave.

Anulo mis odiosidades,
suspendo mis sentencias:
me quedo en total blanco.

La ensoñación me guía,
la amplitud me da fuerza,
la compleción me suspende,
el pasmo del todo me eleva.

No aspiro a ningún puerto,
en mi travesía no hay metas.
Solo avanzo, continúo mi viaje.

Desde lo alto veo con tristeza
poca agua en las cascadas
y sesgados los campos.

Gentes tiesas, difuntos danzando,
pequeños desdibujados de hambre.
Miradas desmayadas en los abismos,
intentos fallidos, miserias y llantos.

Con contradicción distingo
soledades, iras y arideces,
dentro de castillos de oro.
Veo el amor en un solitario.

Entiendo el ahora y mi hoy
unifico en una sola verdad
carencias, faltas y garbos.

Entiendo que para entender
debemos tomar distancia…
crear un espacio santo y puro
entre lo trivial y la eternidad.

Limpiar vanidosos ojos ciegos
y permitirnos miradas nuevas
llenas de percepción y perdón.

Debemos, en minutos de paz,
volar sin juicios, sin cargas,
sin pertenencias, sin sueños
más que el de comulgar…
pensamientos y sentimientos.

Visualizar nuestra misión
en forma cruzada y amplia:
honestamente, desde el alma.

En el cielo, muy cerca de Dios,
volar, volar humildes y llanos
para descubrir nuestros regalos:
su lealtad, su palabra, su legado.
Nuestros dones y debilidades:
nuestra bienquista libertad.

La libertad de hacer el bien o el mal,
la libertad de abrazar o despreciar,
la libertad de enmendar o pecar.

La libertad de sentir o paralizarse,
la libertad de seguir o rendirse,
la libertad de expresar o callar,
la libertad de querer o dañar.

Y desde el uno al todo,
la libertad de ser libre:
la libertad de amar.  

Amar el gran bien eterno,
de entregarnos, de donarnos,
proteger, cuidar y preservar,
de amar el preciado universo:
de amarnos como humanos.

Cuando aquella ave increíble se iba, le pregunté su nombre. Ella se detuvo en el aire, giró su cuerpo y abrió su plumaje descomunal. Me miró por última vez y me dijo: Soy tu poesía. Ya sabes, puedes volar cuando quieras, tu don dibuja tus alas, la fuerza te la da tu espíritu, tu motor es tu corazón, tu sabiduría está en tu mirada, lo que alcances lo guardará tu alma. Vuela, no tengas temor: Dios te cuida y te ama sin condiciones. No abandones tu vuelo: en tu esencia vibra la palabra y construir uno a uno tus versos, llenos de visión y vivencias, es la extraordinaria misión que tiene tu existencia. ¡Nunca dejes de volar! 



P-Car

sábado, enero 07, 2017

Mundo al revés

Lo que antes era azul y dorado
hoy es gris y sepia.
Lo que veía como horizonte
hoy carece de sur y norte.

En mis blancos pensamientos
corren cascadas de sangre.
Entre mi corazón y mi estirpe
se está formando un despeñadero.

¿Podrá mi bella totalidad
volver a ser como antaño?
Ya nada es firme y moderado
y alguien tiene la culpa.

Si él construyó su órbita con varillas
¿por qué viene y tuerce mi universo?

Aparece cual pequeño inocente
en busca de su nido de oro y mirra:
ese paraje llamado sentimiento
que siempre acopia su aroma.

Y me mira triste.
Y tiembla de frío.
Y provoca al instante
la suave sonrisa de la niña
abandonada en mi alma.

Y la magia de besarnos,
el éxtasis de tocarnos,
la primacía de amarnos,
me hace olvidar todo lo malo.

Pero dramáticamente rápido,
olímpico, despega de nuevo.
Ni se entera lo que es morir la muerte
de tenerlo y perderlo… reiteradamente.

Y perder el color del día y la noche
y perder la noción de los horarios
y perder… la alegoría de la vida.

Tenerlo, sonreír y amarlo.
Perderlo, llorar y odiarlo.

Tan profundamente y tantas veces morí
que, a veces, suspirando, creo no existir.

Y pensando que mi querer no merece
presiento se aproxima otra muerte.

No, no permitan siga falleciendo,
que por amar y amar, no lo merezco.

Entre todos enderecen mi mundo al revés
que yo... la verdad… ya no puedo.


P-Car

martes, enero 03, 2017

Siéntete a salvo

Desde el instante que supe
que amarte sería eternamente,
en mí, quedaste protegido.

Cuando miro la luna,
si el albor me ilumina.
Humedeciendo desiertos,
flotando con las estrellas.

En la nostalgia del recuerdo,
en la elevación de un sueño,
en la supremacía del presente.

Si creo que todo ha llegado a su fin
y casi de inmediato entiendo
que te sigo amando…
te amo, te amo tanto,
que de lo mucho que entendí
nada logro comprender.

Y, así parezca demasiado,
más, mucho más te amo
cuando la quimera de extrañarte
me supera y exaspera
la piel y el alma.

En el sinsabor crudo del invierno,
en la vera inhóspita de la soledad,
acosado por la máscara del miedo,
querido…
siéntete tibio,
siéntete amado,
siéntete a salvo.

A mí no, no me pienses
pero en el todo y en el siempre
siéntete deseado,
siéntete suspirado,
siéntete el bien de alguien.

Desde lo ínfimo a lo inalcanzable
siéntete… hoy e infinitamente
invisiblemente adorado.

 

P-Car