Con suaves
aleteos
refresco el
viento denso
que llega a mi
rostro.
Hace mucho calor
y parece que muy
lejos
la brisa fresca
duerme siesta
bajo el sauce
llorón.
Camino descalza
-sin dañar flor
alguna-
buscando la fría
esencia de luna
que se impregnó
en la maleza
cuando los
grillos recitaban
versos de suerte
y esperanza.
Ya logro
escuchar el río
parece que se
queja
porque muchas
piedras lleva
luego que en el alba,
la montaña
hiciera sus secos
descargos
a la madre
tierra.
Ya pronto
llegará el ocaso
vestido de oro
mate y azul tormenta
y con el, mis
fantasías
mis alegrías,
mis quimeras.
La noche húmeda
vendrá
y con ella he de
beber
la melisa y el
llantén
para luego quedarme
bajo la higuera
a mirar las
estrellas.
Antes de dormir
despertaré la
brisa fresca
y escribiré algunos
versos
al campo, la
naturaleza
su belleza y
tranquilidad…
y todo lo que se
haya en este lugar
que es la
adoración de mi alma poeta
porque es un
paraíso terrenal
ubicado
-sin discusión-
más cerca de
Dios.
P-Car