Es un honor para mí y un gran placer compartir este primer dueto que realizamos con
mi maravillosa amiga Eileen Ovalle. Desde aquí le mando mi amor y eterna gratitud.
E n t r e l a z a d o S
Ella
El
Bajo lunas embrujadas de diciembre
arrastro el bulto de mis deseos
por los muslos guerreros de tu estampa
para llegar a seducir a tu simiente
lo que mi campo cultiva en cautiverio
Y en fiera desnudez que clama…
el sudor de mi pecho se derrama
sobre todas las corolas añejadas,
por el vino de tu rabia en estampida
mujer que en tu fervor viertes la vida!
Te aquieto y con mis labios me deslizo
hacia la humedad del suave musgo
donde lento… lamo la pócima de tu víbora
ardiendo el fuego que corroe mi lengua
para ser curtiembre con mi piel plebeya
Y dócil ante el manto de tus huertos
que pueden germinar en el desierto,
sustento con mi mano y mi silencio
el eco que se aferra a tu garganta
y grito como el viento en la tormenta!
Desgranando tu racimo de pesares
en el flujo más dulce entre manjares
he jurado orgasmos que prenden candelas
cuando me has penetrado hasta el alba
delectación que absuelve mi alma
Y atento a tu mirada llana y tu fiel pupila
que clausura mis sentidos con su esencia
arrebato de tus ojos… el denuedo…
que destella en los míos como el fuego
y reviento en tu rostro de sirena!
Extasis que fomenta huracanes
y eriza los relieves de la tierra
difuminando nuestros iris con la aurora
que sustrae el raudal de tus quejidos
cuando el celo vehemente se proclama
Y allí donde las crestas se elevan y se agitan
en medio del fulgor creciente de la noche,
donde gimen la floresta y las estrellas
y la luna, sedienta se desnuda
en tus ojos… raíz de mi añoranza!
Fragor que despierta hasta las fieras
revolcando al corazón en el delirio…
que enquista centellas en las venas
cuando estiro los senderos de mi cuenca
en el frenesí de estrecharnos las caderas
Locura que se cierne a los caminos
que llevan de mi boca hasta tu nido…
que se abre como pétalos de lirio
y fecunda la vida en un suspiro
ardiente… ceñida a mis pistilos!
El pasado se pierde en una esquina
cuando el novilunio se funde en la alborada
regalándonos de los cielos un lucero
que titila entre tu rostro y mi cabello
y la brisa que se abraza a nuestro sueño
EILEEN
PATY