domingo, agosto 29, 2021

Donde quiera que estés

 

Inspirado en el poema 

Allí donde estés” 

de TORO SALVAJE


Allí donde estés

fíjate en mí

estoy en el viento

que enamorado

te sigue a todas partes.


Donde quiera que estés…

confía que la luna es mi piel

la lluvia, mi púrpura sangre;

que el tiempo es un largo beso

y la dulce evocación del futuro

el imán del anhelado regreso.

 

Allí, donde me vivificas…

nunca dejes de sentirme, así

que con tu amor, también sueño

y cada instante de mi destierro

contigo en mi alma -solo contigo-

de existir, logro calmar el miedo.

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P-Car



Paty Carvajal-Chile

Derechos Reservados

Propiedad Intelectual

Imagen: Duy Huynh

viernes, agosto 27, 2021

Lluvia

 

Alma:

en mi alma…

te pareces tanto a la lluvia.

 

Mi alma, plana soledad,

calle desierta en tarde fría,

campo almagre, sin espigas.

 

Espacio mío, pobre mi alma

ansia eterna que persiste

¡resiste!

Donde lo terrenal y lo celeste

aspiran desentrañan una melodía

virtuosa, intermitente, 

única, quebradiza…

¡imposible!

 

Oh, mi inhabitable alma:

alma niña, inofensiva

alma mujer, feroz

bárbara, desangrada, basta

huyendo en orfandad

del violador dolor.

 

Constante inmensidad

a punto de sucumbir

 de descansar infinita,

-por fin dormir-

 

Hambrienta alma, horizontal

de tan endeble, absuelta. 

Tú, ¡tan solo tú!

con tu relente la enamoras

la penetras, la anegas

la inspiras ¡la alzas!

 

Sí, así existes, así te amo,

en mi alma rota

hora a hora.

¡Misericordia!

gota a gota.

 

Tú, cariño dolorido

¡amenaza imparable!

aplomo y éxodo

universo en olvido.

 

Silencio admirable,

celaje taciturno, rudo y brusco,

de tan elevado y lejano…

¡inalcanzable!

 

Pausa, grieta, ¡tú! delirio.

En mi alba, en mi noche y

en mi boca de sed… ¡rocío!

¡Desembocadura blanca

en mi jungla impoluta!

 

Y es que en mi alma desnuda…

ya desprovista de sentido

amor ido… ¡rebelde!

espíritu perenne,

vertiente.

 

En ella, te pareces tanto

al agua que para irse, me busca

descendiendo pura e impura

sin duda, sin premura…

 

Ah, ¡alma de mi alma!

como lo hace mí

¡solamente la lluvia!

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P-Car



 

 Paty Carvajal-Chile

Derechos Reservados

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Imagen: de Internet


viernes, agosto 20, 2021

Tarde de nostalgias

 

La tarde está tejiendo nostalgias

cual araña hechicera,

azabache, recia.

 

Teje, entre las raíces, entre las piedras,

entre rama y rama, entre nube y nube.

 

Sus hebras cruza, sobre mis escamas,

entre mis húmedas pestañas,

entre mis pálidas venas.

Enhebra lento… antiguas

melancolías y penas.

 

El atardecer contemplo, lo hago mío

como en un ocaso distante, lo fue un amor

que con su fibra, con su esencia,

me hilvanó a él, tardes completas.

 

Punto a punto, hilo a hilo,

la tarde transito… despacito

con los ojos lagrimeando

y el corazón desorientado

sobre huellas de céfiros y ecos

mudos, invisibles ¡perdidos!

 

Tarde que me llama, me traslada,

me vence, me enreda, me atrapa.

Crepúsculo de miedo, sin mapa.

 

Tarde casi noche,

de un sol casi luna

de un ave casi estrella

de un velo casi tiniebla

en una senda, casi océano.

 

Y yo, loca y rota,

dolida y confundida

con lo mío, tan amado

¡tan infinitamente lejano!

 

Nada sabe él -ni sabrá-

de mi pena, de mi espíritu,

de mi encaje, de mi cuerpo frío

sin la luz de sus manos,

umbroso y medio ido

viviendo ¡sin sentido!

 

La tarde sepia -de mi vida, de mi alma-

de nada, está liando rancias añoranzas

cual tarántula harpía, bruja y peluda.

 

¡Vete a anudar otra condena,

con tus sucias patas oscuras!

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P-Car


Paty Carvajal-Chile

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Imagen: de Internet


viernes, agosto 13, 2021

Soy la que ya no es

 

Soy la palma del céfiro

que coquetea con tu rostro.

Soy la ola salada del océano

que se adhiere a tu cuerpo.

Soy el vivaz eco del vacío

que detona tus sentidos.

 

Soy el nombre que no nombras,

la cúspide que no eternizas,

el versículo silenciado,

el vaivén aquietado.

 

Soy quien ya no piensas

pero sobrevuela tu mente;

soy quien ya no recuerdas

pero pulsa en tu corazón;

soy quien ya no rastreas

pero la única -la única-

que conseguiste amar.

 

Germen de tu sed,

tela de tu tristeza,

socorro de tu alma,

luz de tu oscuridad.

 

Soy la que ya no es

a la vez de estoica ser

tu insigne verdad.

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P-Car


 

Paty Carvajal-Chile

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Imagen: Christian Schloe


martes, agosto 10, 2021

Logística pura

 

No hay eco que quiera rebotar

el mutis de mi silencio.

 

No hay abismo que consiga abarcar

la magnitud de mi soledad.

 

No hay nicho y ataúd que resistan

la espesura de mi tristeza.

 

Aún no existe juicio celestial

que pueda evaluar imparcial

la acrobacia que deseo.

 

No hay infinitud

que pueda por siempre

mantener intacta mi muerte.

 

En este vaciado lugar, tampoco,

he podido hallar un pajarillo solo

que mi descenso quiera atestiguar.

 

A más cálculos, más me resigno.

No queda más que existir

lo que la existencia dura.

 

No es apego, no es pánico escénico,

no es locura, menos cordura.

 

No es sentido común

hallarme aquí aún:

¡es logística pura!

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P-Car

 


Paty Carvajal-Chile

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Imagen: de Internet


viernes, agosto 06, 2021

Extraños presentes

 

Hay momentos en que me siento tan abstraída

y mi único reflejo, es mirar por la ventana.

A veces hay gente en mi entorno

pero yo no logro, oír sus palabras.

 

Y es que hay ocasiones en que el recuerdo

me llega de pronto, crudo y feroz

y de una manera inhumana

sin aviso, sin fundamento,

me muerde el alma.

 

En ratos -siempre símiles a este-

que no sé si un hilo invisible

o un porqué común los une,

yo no logro estar aquí,

ni en el presente mío

¡ni en el de nadie!

 

Es como hacer un veloz viaje al pasado

y aterrizo de golpe, en ese tiempo que nos amamos.

Si, amor, ese tiempo que después de veinte años

sigue resonando, con la misma vibración

como si hubiese ocurrido ayer.

 

Y es allí que lo reinante se me hace tan extraño

porque evoco el futuro que imaginábamos

para disfrutarlo juntos, en veinte años.

 

Especulábamos una realidad tan bonita

haciendo acaso, las mismas cosas,

riendo de redundantes tonteras,

acudiendo a parecidos lugares.

Oliendo… las mismas rosas.

 

Yendo cada viernes al mismo restaurante,

reuniéndonos con los amigos los sábados,

y de tanto en tanto,

agarrar nuestro imperfecto auto

para arrancarnos el domingo a la playa.

 

La misma playa, los mismos atardeceres,

las mismas olas, la misma arena,

pero que para nosotros,

si estábamos tomados de la mano,

eran distintos,

siempre nuevos y lindos.

 

¿Qué fue lo que nos separó, amor?

A veces quisiera culpar una sola causa,

un motivo gigante, garrafal, dominante,

y así tenerlo nítido, focalizarlo sin titubear

como quien ve a un monstruo…

¡odiarlo con potencia!

u odiarte, si fuese el caso…

pero no, ni lo uno

ni lo otro.

 

Creo que burda y gravemente, más nada,

fuimos excesivamente descuidados.

Los motivos fueron como hojas del otoño

esas que la gente camina esquivándolas

que nadie limpia,

que se amontonan,

¡que se pudren!

y de repente al desaparecer

apenas alguien lo nota.

Nosotros lo supimos cuando ya no quedaba nada

bajo ese árbol seco, que tenía tallado un corazón,

una flecha, una fecha y nuestras iniciales.

 

Fuimos insulsos, altivos y no sé tú,

pero yo creí que al cabo de un par de meses,

te olvidaría radicalmente y

¡ni decir pasado veinte años!

 

Oh, veinte años, amor

es increíble cómo avanzó el reloj…

Tiempo en que intenté recobrar el sueño,

claro, con otros rostros, otros ojos,

otras manos, otros cuerpos,

otros techos, otros proyectos.

 

Y no es que me haya ido tan mal

¿pero sabes?

ninguno tenía tu voz ni tu risa.

Ninguno era desordenado, un poco impulsivo,

un poco irresponsable, un poco absurdo,

un poco loco. Y extremadamente dulce

como eras tú.

Pero por sobre todo (por sobre todo)

ninguno me quiso como tú me quisiste

y a ninguno quise como a ti, te quise yo.

 

¿Ves? El repaso me moja y me anega

la reflexión, la conmoción, las venas

y como si hubiese sucedido esta mañana

recuerdo lo que era amanecer en tus brazos.

Ay, se me eriza la piel,

me tiemblan mis caderas.

En un micro segundo cósmico,

siento en mí, tus labios.

 

Cómo olvidar…

la forma que nos mirábamos y que sonreíamos

apurados a veces, ¡pero sonreíamos! y cómo…

en ratos similares a este, antes de dormir,

mirando por nuestra pequeña ventana

nos daba trabajo entender

qué de bueno habíamos hecho

para habernos encontrado.

 

¿Dónde estarás?

De pronto me asalta la duda

y quisiera saberlo,

pero al instante siguiente pienso:

¡Han pasado veinte años!

 

Ni yo soy exacta como en aquel entonces

ni tú debes ser el mismo, seguro que no.

Los años hacen su trabajo

en el cuerpo, en los miedos,

en los sueños, en la confianza.

Si me vieras, más emocional que antes.

Fíjate…

me han caído unas lágrimas

justo, en este instante…

 

Tal vez, es que,

quien lo hubiese sospechado si quiera,

¡estoy sola!

y la enorme soledad se me hace más enorme

en estos ratos insólitos en que el ayer

me llega así y me mordisquea torpe.

 

Y porque, así duela imaginarlo,

seguramente estás acompañado

y sonríes porque tienes un bello presente

y lejos de mí, sin mí, eres feliz.

 

Mientras pienso en ti, en todo esto,

una especie de témpano afilado

baja lento por mi garganta.

La fiera, sola se doma

 se detiene en mi pecho

y mansa, se enrosca.

 

Mi corazón tiembla,

por ti, por nosotros,

por todo lo que si fue

y por todo, ¡todo aquello!,

que no conseguimos retener.

Todo lo que murió

antes de nacer.

 

Salvo esta, la etérea presencia de nuestra quimera

que a ratos, con estas notas, con esta lluvia

con esta ira y pena que de tanto en tanto me habitan

me llega así, como una luz huérfana del pasado

o como si del cielo, me partiera es dos, un rayo.

 

Debe ser que miro a mis amigos

que son los nuestros de entonces,

unidos, sonriendo, abrazándose,

haciendo planes para el fin de semana,

para sus siguientes vacaciones,

para viajar a lugares exóticos,

 para decorar una nueva casa.

O hablando del delicioso vino que tomamos

y de la preciosa canción que escuchamos,

la de siempre,

la misma que nosotros adorábamos.

 

Eso debe ser… ¡eso es!, la música.

Es esta melodía la que me lleva a ti, así,

tan de repente, tan violentamente

y me transporta en un suspiro,

-nada más que un suspiro-

a ese otro presente.

 

A veces me abruma la desesperación

de buscarte, llamarte, de quedar para un café,

conversar, y quizás, entender un poco mejor

tan solo un poco más, las razones.

Preguntarte, sí, preguntarte…

o tal vez solo conversar

de mil cosas triviales

pero mirándonos.

 

Más, han pasado veinte años, amor,

y verte de nuevo, llena de esta ansiedad

con mil mariposas abordando mis órganos

sería como lanzarme a un abismo

con los brazos atados

y los ojos vendados.

No hay nada que me salvaría

de morir -de amor-

salvo tú.

 

Por llegar a este punto

debo confesar que pocas veces,

en lapsus distintos, no penosos

sonrío al vacío, con una sonrisa tímida,

pícara y bondadosa al unísono.

 

Y es que imagino que tú puedes estar,

en estos ¡nuestros paralelos extraños presentes!

a esta misma hora e igual música,

mirando por una ventana,

además de parecida, cercana,

conteniendo idénticas memorias

las mismas preguntas,

las mismas culpas,

la misma pesadumbre,

la misma melancolía y

¡la misma añoranza!

 

y que sientas, a la par de mí…

con toda ¡toda tu alma!…

¡sin importar que hayan pasado veinte años!

el mismo impulso, intriga y ganas

que yo siento de ti.

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P-Car

 


 

Paty Carvajal-Chile

Derechos Reservados

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Imagen: de Internet