Ahora, tomaré
tu rostro
y en el jardín
de tu boca
sembraré mi
último beso.
Pero, Cielo
mío, ten claro
que en la
eternidad de mañana
sin parar,
besaré tus labios
a través de los
rayos tibios del ocaso.
De mi esencia más
pura
conserva solo este
poema.
Te pido sea tu
único recuerdo de mí.
Intenta
olvidar rápido mi partida
y continúa tu
camino con fuerza.
Ama, ama
mucho, ama en demasía.
Ve valiente y
decidido en la noche
por donde la
luz de la luna
ilumine tu
senda.
Te extrañaré
tanto como te amo
y cuando Dios
me haga un ángel
ten por seguro
que velaré por tus pasos.
Estaré lejos,
pero estaré contigo.
Te amaré siempre
por encima de
este tiempo mezquino
y mucho más
allá de toda muerte.
No, no llores,
quiero ver tus ojos sin lágrimas.
Ven, regálame
una última mirada
igual a la
noche en que te enamoraste.
Así, mi alma
se irá llena de paz.
Ahora, da la
vuelta y déjame…
necesito un
momento a solas.
Adiós…
amor de mi cuerpo
y alma…
amor mío, amor
infinito…
amor íntegro, amor
total,
amor sin
igual.
Te amo.
P-Car