Mientras dormías
yo…
¡aún más te quería!
Era como si mi historia
en tu imagen se aunara.
El sentido de lo
ínfimo
¡y de lo inmenso!
se arrodillaba…
en un momento
minúsculo y
eterno.
Lo reído, lo llorado,
lo ganado, lo
perdido,
lo amado, lo olvidado.
Verte así de puro
e indefenso era
contemplar el
amor y el candor tendidos:
sensitivos, alcanzables,
permeables,
palpables, místicos,
adorables.
De Dios y míos
¡de más nadie!
En un amanecer
de sol gris
en que sentí mi
piel helada
al abrir mis
ojos no estabas.
Inclemente…
del cielo cayó una
lluvia densa
durante una
estación completa.
Al asomar la
primera luz
a mi alma… ¡juré
vivir!
Desde aquel entonces…
como invento y puedo
te he seguido
mirando
-y mi desvarío
amando-
para no perderme
a mí.
.
.
.
P-Car
Paty
Carvajal-Chile
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Imagen: Vladimir
Volegov