Hoy por hoy…
todo sucede
veloz.
Los hechos, los
cambios,
las ilusiones, las
novedades.
Nada es
eficiente
si no se hace
rápidamente.
Es una provocación
constante
que desentona el
vals del universo.
No obstante la tendencia
existe un algo
ínfimo
-tenencia de lo
inmenso-
que succiona a
sorbos
mis horas, mis
estaciones,
mis latidos, mi
existencia.
Quizás está
obsoleto, es anormal…
o tal vez, lo amotinado
de la moda.
Y es que…
después de
amarnos
hace mil lunas
y un millar de
estrellas;
mil amaneceres
y un millar de
golondrinas
el recuerdo…
intacto permanece.
Mora conmigo
siempre:
tan dócil, lúcido
y calmo
como si en este despertar
nos hubiésemos amado.
En mis ojos permanece
tu mirada
y tu sueño de
ayer, aún me abraza.
Tus limpias palabras
son crónicas en mi piel
y los íntimos
besos, inmersiones en mis mares.
¡No! no pretendo
-ni puedo-
olvidar
absolutamente nada.
Es más…
eres tú -tu alusión-
lo único en mi
agitada vida
que me acontece de
esta forma:
con la adhesión y
a la velocidad
de los vedados
hechos de antaño.
¡Maligna beata
excepción!
Igual que a ti
¡la procuro y
fustigo!
por este
infinito amor que
desde lo recóndito
del alma
a cada instante secreto
-suspendido del
mundo-
¡le profeso!
P-Car