Sublime a la
vez de doliente
es despertar poco
antes del albor
cuando aún
los pájaros y el sol duermen
y la realidad
toda es mi pensamiento
y mi
pensamiento todo eres tú.
Me quedo en inmensa
calma
detenida y estirada
como estatua
en reparación
por la que pareciera
no suceder los
colores y el tiempo.
Entonces tú
en este magistral
silencio
eres centro,
medio y extremo:
mi aire, mi tierra,
mi cielo.
Y yo, tu nido,
tu almohada,
tu bosque, tu
refugio, tu agua.
Te tengo
conmigo -me tienes-
y aun así,
estás abstraído y quieto
como un
sótano abandonado:
huesudo y
blanco de frío y tan…
¡tan tremendamente
triste querido!
¡Oh, lo que
te ha hecho mi ausencia, amor mío!
Toda yo, te
acurruca como a un niño.
Toda yo, te recorre
con selecto cariño.
Mi voz toda,
cual consuelo, te relata
mi propio
aislamiento y melancolía.
Amanece. Del
edén están viniendo
las mareas
del tiempo. Poco a poco,
comenzaré a
mover mi cuerpo.
A ser común, lentamente.
Vete, sigue
la huella de tu llegada.
Se están movilizando
las ramas, el
viento,
las ruedas, las
gentes,
las
cafeteras, los humos.
Es un nuevo día
para querernos menos,
uno nuevo,
diferente pero igual,
para
olvidarnos de lo real.
Uno corriente,
anormal y normal,
para poco a
poco, hora a hora,
con rutina,
con trabajo duro
desnucar el
amor más puro.
Evidente, se
le sumará su noche
para que escurra
otra quimera.
Y luego, otro
despertar oscuro
con amplia licencia
espiritual para todas
y cada una de
las locuras del alma.
Donde
pareciera -solo pareciera-
que mi inentendible corazón,
poco a poco,
medio loco,
te podría estar
amando…
¡aún más!
.
.
.
P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1250 - 08.07.2021
Derechos Reservados
Propiedad Intelectual
Protección: Safe Creative
📷 Dimitra Milan
(ante cualquier advertencia
será retirada de inmediato)