Y te miré con la
distancia
que se observa
lo perdido
y quise acariciarte
como lluvia al río
y
que el caudal todo
siguiera
su curso.
Y te seguí contemplando
como se ve lo más
querido
cuando deja de
ser tuyo.
Y una brisa fresca
fue el tiempo juntos
y
la extensión dorada
la
última vez
que
nos amamos.
Que yo te vi...
mirando otro rostro
y tomando otra mano
nunca supiste.
Mejor así...
musitó el olvido
cuando el tenor del mar
cerró mis párpados
en
la voluntad de la noche
en
que adorarás a otra.
.
.
.
P-Car
N°1602 – 11.12.2023
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