El dolor
agudo es nada más un instante
en este anchuroso
valle de sollozos
que hoy
bautizaré con mis ojos
“eternidad
terrenal”
Déjate verter,
porque sí,
-inevitable,
necesario-
te has de
vaciar.
No temas
desaparecer,
no temas
verte a ti mismo
vomitado como
tóxico,
volcado como
desperdicio.
Derramado
como el agua,
esparcido
como la tierra,
o etéreo, como
el viento.
Te resistas o
no,
hoy o mañana,
¡vas a estallar!...
y ese hondo sentir
te dejará insustancial.
Desocupado, de
tu vetusta creencia,
del imperio
que nacía en tu ego,
de tu miedo, de
tu convulsión,
de tu
búsqueda en lo sólido,
de todo
aquello plausible,
de tu moho, y
hedor.
Hueco, de tu
rancia creación.
Durante un
espacio sin reloj
sentirás, al
unísono, frío y calor.
Un silencio
sin eco, un abismo,
algo cruel y
carnívoro, un hoyo.
una injusta soledad,
sin cerrojo.
Pero te puedo
asegurar
que todo lo
que te suceda
tendrá su
hora, su instante,
su
culminación, su caducidad.
Confía en el
proceso, llora si quieres.
Invoca, reza,
pero no cedas, ¡sostente!
No habrá
nadie contigo,
más, no reanimes
el sufrir
que ahí, muy fusionado
a ti,
estará tu
mejor compañía
¡estarás tú
mismo!
Llegará,
llegará, llegará…
ese “despertar”
en que amarás
esa agua, esa
tierra y ese aire
en que fuiste
transformado,
además de los
pájaros,
además de las
flores,
además del
lago.
Amarás…
el fuego del
sol
y el sereno de
la luna.
Y, siendo
oído de nativos cantos,
el mío, duro
y honesto, honrarás.
Amarás el
mundo, amarás la vida,
amarás lo sombrío.
Amarás la paz.
Estarás tan
lleno de amor todo el tiempo
que no habrá
en ti, espacios para el odio,
ni en tu
calendario, tiempo de maldecir.
No resistirá
ya tu corazón y cuerpo
la
notoriedad, los espectáculos,
las corridas,
el oro guardado,
el alarido y
la sordera,
lo abusivo, lo
hipnótico,
el desvelo,
la desgana,
el amor sin calma
el sexo sin
afecto,
¡el logro,
sin crecimiento!
Lo único que
pedirás al firmamento,
a las
estrellas, a los astros, a tu Dios…
será alma más
grande
-y vida más
larga-
para otro
dolor, otra cavilación,
otra
bendición, otro reencuentro.
Otro abrazo con
tu nuevo tú,
ese lujo, que
siempre ahí estuvo.
Sonreirás a
la vez que seguirás llorando
pero el
origen de tu lluvia
será la emoción.
Pozo colmado
de amor,
tu nuevo
tesoro.
No temas al
espejo, no temas vaciarte,
no temas
sanar, no temas amar, amarte,
no temas avanzar
desnudo, donarte…
a un par de ojos
amorosos,
a otros muchos
pequeños
y agregar a
la sumatoria
¡miles de
millones de ellos!
Vamos ¿qué
esperas?
el dolor hace
mucho
-en los
siglos del alma-
con infinito incondicional
amor
¡te aguarda!
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P-Car
Paty
Carvajal-Chile
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