Tendida en un manto de alelíes, cuyo perfume impregna
mis recuerdos, contemplo las maravillas del cielo de febrero.
Ausente del mundo y las negaciones, me entrego al
palpitar viviente de tu ser en mi ser… y extiendo mis dedos llenos de ansiedad,
queriendo perfilar tu rostro suspendido en la nada, cual real ilusión que se
dibuja en proyectada imaginación, desde mis más profundos anhelos. Y… sueño
despierta volver a sentirte un poco mío, como retrocediendo en el amable tiempo
cósmico de los deseos, por concesión compasiva y amorosa de la divinidad.
Al compás de violines de cerezos, me elevo dando
vueltas acompasadas sin fin, escuchando entonar en múltiples ecos, tu dulce
nombre, con mareantes melodías flotantes, envueltas en sutil melancolía, entre
sentimientos que no dejan de existir y perdonadas fantasías mías, absueltas de
culpa por demasiadas soledades que viví.
Imagino que el azul eterno de tu mirada se abraza con
la mía en un solo resplandor, posándonos en esa brillante estrella lejana,
aquella que nuestras promesas infinitas, en doliente luto durante interminables
noches, lloró.
Hoy te invito a los anillos de Saturno sobre un corcel
de piel manchada, tirado por cuatro cupidos de rizos colorados, a bailar un
vals sobre círculos sin fin, donde te brindaré, en este día especial, los
secretos que mi corazón guarda.
Amor mío de horas vedadas… hoy te regalo la llave única
de esta preciada caja y en tus manos dejo esta verdad, sigilosamente
aprisionada en un glaciar, con centinelas puntas afiladas, que hoy derretiré
para ti, en esta noche mágica.
Declaro nunca haber sentido tanta falta, en todas mis
aventuradas andadas solitarias, de la presencia arrancada, de tu vida en mi
vida, sentencia perpetua por esta obligada ausencia tuya, que en cien galaxias
a la redonda nada suple y nadie reemplaza.
Sigo amando cada una de las hendiduras que en tu
cuerpo yo descansaba y cada recóndito lugar de mi piel en que el tuyo se
aventuraba. Te extraño en todo segundo y en cada suspiro, en cada nota de
nuestras canciones, en cada una de mis narraciones, con cada nuevo halo de
esperanza, caminando en bordes de orillas saladas, entre la prisa de las
multitudes y la risa de nuestras complicidades, en el florecer de la primavera,
en cada movimiento de mi pelo por la brisa fresca de la mañana y en cada
despedida y encuentro salpicados con burbujas de champaña.
Te amo en todo y te amo siempre, en las cinceladas de
ilusión del alba, en el clamor de mis noches de luna, en los atardeceres de
arenas ámbar. Vives en mí como si vivieses conmigo, como conjuro que traspasa
la realidad, te extraño incluso en mi futuro… desplazando nuestro amor imposible
a una dimensión inexplorable de misterios, inserta entre láminas de mi
piel, viva en los latidos de este corazón y eterna en los confines de esta alma
enamorada.
Vivamos este catorce de febrero, como si fuese nuestra
vida entera y bailemos esta música celestial, elevando al unísono de este
compás, nuestros más inalcanzables sueños.
Así mi adorado amor… (así…) un día y una noche entera.
Y dancemos entre la pena de habernos perdido, mientras
besamos la alegría de habernos tenido.
P-Car
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