En interminables días de quebranto
la plegaria de mis pasos marca las horas
dejando una huella que hunde el tiempo estéril
entre las voces fantasmales que me atormentan
desde los trozos rotos de la noche solitaria
que implora la rendición de mi alma
De las sombras voy al monte del olvido
pero mis extremidades pierden su poca fuerza
en el doblez reverencial del viento que ataca
acuchillando la piel traslúcida de mi rostro ajado
y arrebatándome la última flor color esperanza
que sostenía apretada a mis manos
Miro al cielo para hallar mi verdad ultrajada
pero solo veo las nubes de capas tenebrosas
cabalgando en la persecución de mis pasos
que descalzos obedecen un destino sentenciado
hacia el gigantesco cementerio de los sueños
donde enmudece el sentido de mi rezo
P-Car
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