Una luz se expandió en la noche
bajo la luna que te trajo a
mí…
misterioso un ángel tocó su
arpa
cuando en mi agua te dejaste
fluir.
En mi dicha infinita, te
sentí tan feliz.
En el oasis de un bosque de
flores
urdiremos dos bellas coronas
para unidos declamar al
universo
los eternos versos del
corazón
escritos con el azul del
amor.
Misionero es el gran lucero
que por divina sentencia
sustrajo tu excelsa verdad
para germinar el solitario celo…
que con sigilo cultiva mi esencia.
En los zafiros de tus bellos
ojos
se develó el secreto de mi
sueño
y de pronto el crepúsculo fue
alba
al reconocer lo que es un
verdadero Cielo
desde los pilares del umbral
de tu alma.
Paty
P-Car
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