Abrazada a fotografías de risas
me revuelco en dolientes rabias
devastada por surcos de sangre
que me dejaron tus frías palabras.
Y rasguño las sábanas blancas
que suaves aún huelen al sudor
de nuestra última madrugada
de hacernos el amor sin amor.
Herida hasta el alma
por tus frases innecesarias
mi cuerpo desnudo bajo el agua
sin fin, llora y lava sus llagas.
Las culebras en tu voz de piedra
gritaron fastidiosas sus chillidos
dejando botado lo tan querido
y todo lo falsamente prometido.
P-Car
Escrito Marzo 2011
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