Se
destempla el tiempo nuestro
en
el devenir de horas que no entiendo
entre
mis versos y tus labios quietos
que
parecen claudicar a la magia de la luna
y
la impronta de este cúmulo de besos…
flagelando
así nuestro querido sentir
en
un sinsentido del destino…
Y caducan
uno a uno en hileras
los
vanos momentos doblados de tristeza
que
debilitados caen al erial del silencio
donde,
perdida sin hallar un señuelo,
desde
la profundidad de mi alma clamo
ver
la flama única de nuestra luz
por
tus ojos reverberando en mi mirada
P-Car
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