Oscurecieron
demasiados ocasos
en el horizonte
de tus ojos
buscando la
ruta sin tormentas
hacia el mar
de los sueños
El noble campanario
del cielo
se aquietó por
siempre
para tus eternas
noches sin velas
donde la
querella de tu cuerpo
cercó sus
fronteras
Y mientras la incólume
luna
aún busca el sendero…
retumba en mi piel
y corazón
tu demoledor silencio…
arrebatándome sin
equidad
la miel de tus
besos
…hasta desmayar
de sus estrellas
el preludio de
un amor
que sobrevive entre
versos
por los
manglares de mi alma…
sumergida en fútil
tristeza
P-Car
Tengo conmovidos los sentidos completos
ResponderBorrarasí me siento, cuando te leo!