Cuando
desteñida y débil, la noche camina lerda a morir en el día, una mitad mía amanece;
la otra, sigue en el halo. Adorables momentos en que el viento ensambla raíces y
los pétalos quieren ser ángeles. Instantes de fe, zona de esperanzas, burbuja
de deseos: momento de ti.
Mezcla
sutil de añoranzas y versos: tiempo libre, tiempo tiempo, tiempo que pareciera no
avanza: se aferra al útero azul del milagro.
Tiempo
en que palabras nonatas se divierten sin orquesta entre los límites ilimitados del
cielo… y de mi mente. Algunas desbocadas, emigran sin mapa. Otras, fallecen sin
bendición cristiana, en los poderosos vacíos de un angustioso y temible silencio
extranjero. Otras gloriosas se aúnan, haciendo honor a su destino. Llámese destino
honorable a la alta emoción del sentido.
Entre
vuelos grises y tornasoles, la poesía se engendra a si misma, esparciendo
semillas doradas en mi tierra. Pareciera
que todo tiene un inicio y un término. Pero el cosmos del poeta nunca
muere. Es grito y derrame. Es sentimiento y perdón. Es desequilibrio y cambio. Es
tan malvada como sagrada, es fondo y cúspide, es futuro y regreso. Es tuya y de
los ejércitos. Es del universo… es infinita. Es alabanza a la esencia. Como ya pocas
fases del humano, es pura y honesta.
Existe
desde el origen del mundo. Es de las golondrinas, del viento, de la tormenta, del
océano, de las estaciones, de los polos y los hemisferios y de todo el tiempo
sin números. Del aullido de las fieras, del coro de las cascadas, y de todo lo
que duele y gime en el fondo de tu alma blanca.
Es
respiración retenida al inicio y final del ocaso. Es la confesión de los
culpables y la plegaria de los inocentes. Es el vals romántico de la luna… previo
a una cacería de estrellas. Es ira y también es dar gracias. Es luz invisible que
tirita en el fondo de la multiplicación de miles de miradas hambrientas, desconformes
con lo que hay.
Entre
la noche y el alba… Tú, yo, la totalidad y ella, mi iracunda y dulce poesía que
me explota y me abraza en mi amada hora sin horas.
Tiempo
desnudo… con tildes incontrolables de aquello que intenso palpita habiendo
desaparecido, a pesar de que nunca fue. Tiempo de parir con dolor lo que pudre,
tiempo de morir para vivir. Tiempo de cosechar blancos, tiempo de intimidad
espiritual. Tiempo fantasma… para todo lo que existe en mí… sin existir.
P-Car
Una inmensa lluvia de sentimientos escapandose del corazón para hacerse verso.
ResponderBorrarEs precioso.
Feliz dimingo.
Hola estimado amigo. Gracias por tus palabras, se nota que nacen de un corazón cien por ciento poeta. Abrazos azules.
BorrarDecididamente es un tiempo difícil, como bien dices.
ResponderBorrarUn abrazo en la tarde.
Hola Rafael, querido amigo, gracias por ese sutil alcance. Lo difícil se transforma en madurez y enfoque, eso es lo bueno. Gracias por esa mirada y por estar aquí. Besos dorados.
BorrarQue belleza no sé que decir nos ha desnudado a todos los poetas creo que nunca mueren ellos siempre claman felices o tristes, precioso texto Poetiza magistral besos mil desde mi brillo del mar
ResponderBorrarMuchas gracias Bea, es cierto, quien es poeta, derramará sus letras siempre. Desde que se descubre esto como una forma de observar agudamente la vida, nada puede hacernos volver atrás. Gracias bella poeta, un abrazo.
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