Soy un diminuto poema
que en sus venas
y ramas
lleva tu nombre
en blanco.
La metáfora de
tu impronta
brilla en mi
insignificancia.
No juzgues mi
trama
simplemente veme
como el cielo
estrellado
que engulle tus
ojos
y nada más siénteme
como la garúa tibia
que entra sumisa
en tu piel
solitaria.
Puedes hacer
conmigo
lo mismo que te sucede
si paladeas el
vino
si atesoras un
sueño
o si drenas al cielo
la verdad de tu
alma.
O como cuando…
desolado te duermes
ceñido a la
esperanza del alba.
Mi pretensión es
alta, lo sé
pero también sé
que en mi refugio
poco a poco
descubrirás
la escueta
grandeza de ser.
Mi fin no es ser
un fin:
sí un avío.
La quimera es que
en mí
te reconozcas,
resplandezcas y…
¡te sientas
vivo!
Empieces a
sentir mi falta
y pronto regreses
aquí:
a tu esencia.
Piensa en el
poder
de tu neta existencia:
desde que mi razón
fue palabras
si te alejas
mi virtud desespera.
Y te modulo sin
palabras
y te aguardo sin
tiempo
y te intuyo en
la nada
y mi naturaleza
toda
alba, nimia y
serena
¡ansía tu alma!
P-Car
Derechos
Reservados.
Propiedad
Intelectual.
Imagen: Noell Oszvald
Preciosos versos que definen perfectamente los mimbres del poema.
ResponderBorrarUn abrazo y gracias.
Hola amigo, gracias a ti, por ser parte importante de mi cordón poético. Muchas Felicidades en tu día, que es también mi día, y el día de tantos que amamos la poesía. Un fuerte abrazo, con todo mi cariño.
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