lunes, diciembre 23, 2024

Ojalá

 

A veces quisiera pertenecer

a esa gran parte del mundo

que todo le es indiferente

que nada les afecta mucho

salvo -por supuesto- lo suyo.

 

Ser vanidosa como una revista de moda

invidente, como la espesura de la neblina

hermética, cual murallón de acero.

 

Pero no, nací así, permeable

y la penuria de otros me afecta.

A veces quisiera poder ayudar

y no sé por dónde comenzar...

 

Hay miles de iris deambulando, húmedos,

personas cansadas con sus huesos adoloridos

y sus corazones parchados para poder seguir vivos

tantos, que pierdo la cuenta en medio del tumulto.

 

Algo me lleva a la plaza

a mirar los niños jugando

-me agrada verlos despreocupados-

pero entonces al cabo de un rato, pienso...

que el futuro algo difícil les ha de deparar

y sus rostros de inocencia y risas

quedarán atrás, aplastados de olvido

en fotografías ajadas por el reloj.

 

A veces quisiera ser millonaria

y donar a raudales mi fortuna

para que ningún inocente sufra frío

ni exista ser, con su estómago vacío.

 

Pero no, solo soy poeta, una del montón

y mi único tesoro, mi donativo honesto

es la limpidez de mi palabra e intención.

 

Ojalá eso consuele la congoja de alguien

o al menos mitigue el mal de un espíritu.

Ojalá mi verso sea consuelo y luz

para quien lo necesite, lo busque

y de veras quiera encontrarlo.

 

Ojalá tú, un atardecer cualquiera

encuentres mi palabra sin haberlo planeado

como quien, de pronto, se embelesa con una flor

y la guarda en lo subliminal de su corazón:

inmortal, poderosa, radiante, elevada.

 

Y ojalá que en ese instante

el viento no la desarme

ni la lluvia la moje

ni dedos de nieve y envidia

te la arrebaten.

 

Y entonces solo, afligido y defraudado

sigas de largo -quizás dónde-

sin cautivarte con su significado

ni tampoco deshojar mi deseo

en la desnudez maravillosa

de un fantástico tiempo sagrado.

 

Ojalá logre saber quién y cómo eres...

y ojalá tu mirada me parezca diferente

entre tantas gentes símiles de pálidas.

 

O nos encontremos -quién sabe- 

sentados a unos pocos centímetros

bajo el árbol más longevo de la plaza

esperando aparezcan los pequeños

mientras sopla sentido la existencia

y, sorpresivamente, aun más cerca

sintamos una renovada vibración

-algo así como una esperanza-

en el oxígeno y en las venas.

.

.

.

P-Car

 


Paty Carvajal-Chile

N°1513 – 21.06.2023

Derechos Reservados

Propiedad Intelectual

Protección: Safe Creative

📷 de Internet

(ante cualquier advertencia

será retirada de inmediato)

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mi cofre de tesoros!