Cuando la noche nos abriga con su manto de estrellas, llenándonos del aterciopelado silencio que el descanso anhela, un lejano lucero que brilla destellante en el cielo vigila nuestro sueño, cuando el bálsamo de nuestros cuerpos busca su apego, en este maravilloso remanso de amor, en que el árbol de la vida, un terreno fértil descubrió.
Y me arrullo completamente a ti, me hago un pequeño capullo adosada a tu piel de ensueño, para luego en tu alma florecer, cual azucena blanca, donde mi corazón encontró su hogar, mi amor su llama y mi paz su completa calma.
P-Car
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mi cofre de tesoros!