viernes, junio 03, 2011





Con relucientes alas doradas, fugitivo llegas a mí, en seráfico descenso nocturno, para posarte en nuestro irresistible sueño clandestino, arraigado en lo recóndito del desenfreno, que oculto en la ilegalidad de la noche, se moja con el rocío de mi prisionero secreto profundo, perla sigilosamente caprichosa, donde tú, mi ángel, tú y solo tú, así no exista nada más, nadarás amplio en la pecera de mi alma, aguardando encontrar la salida espiritual... hacia el sosiego infinito del azul del mar. 

P-Car

1 comentario:

  1. Paty...no tengo alas doradas, pero quisiera ocupar su lugar..ja..a..lindos versos e imagenes amiga...Daniel

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Mi cofre de tesoros!