Te busqué entre la gente
que caminan rápido a sus
nortes
y con cara de huérfana
hambrienta
preguntaba a todos por aquel
que sintiese también mi
falta.
Te busqué en el fondo púrpura
de mis deslices invernales
cuando la noche con mirada estrellada
colocó un manto de fino encaje
sobre mi piel congelada.
Te busqué en todas partes
hasta que el agotamiento me
ganó
y quedé tan defraudada
que a Dios grité
desconsolada
…que me ayudara…
Se desató una gran tormenta
como si esto fuese una
respuesta
y bajo un caudal de
tristezas
fuiste tú quien me encontró
llorando en la fuente del
amor.
Hoy la luna sin dudar se
aventura
a tocar un violín en nuestra
ventana
junto al canto de una
cigarra
que habla de la pasión de los
amantes
y el calor de una fogata.
¡Él me escuchó!
P-Car
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