Una noche cualquiera

“la vida la viví tanto

como hoy a cada instante

…la muero”

Viví una noche que no era tal.

Fue una oscuridad profunda

que llegó forastera

por los atajos descuidados

de mi tristeza.

Espantó las estrellas

cuando de pronto cubrió la luna

con sus sucias palmas

hechas del asfalto viejo

de ciudades desiertas.

Para imponer su causa

borró uno a uno todos mis sueños

los que con amor yo guardaba

bajo mi almohada.

Mis pensamientos se perdieron

intentando encontrar asidero

en lo que parecía el hueco sin muros

de un macro silencio.

Pavoroso fue sentir

cómo se alejó mi alma

formando una península

a la que mis esperanzas

no lograban llegar.

Sin poder descansar ni soñar

sufrí vértigo, sudé miedo

mientras mi cuerpo fue cubierto con la piel

de una estatua sin nombre.

Recé sin hablar pidiendo que

pronto llegara la luz del alba

porque creí naufragaría

en la ironía de mi propia desesperanza.

Y entonces sucedió

que comencé a ver de nuevo el cielo

mientras la negra maldad

arrastró su capa bordada de moho

entre los primeros rayos de sol

que la acuchillaban.

Mi alma menguada volvió

-débil y enferma-

a recuperarse en mi pecho

cerca de mi corazón.

Y todo esto sucedió sin más

torciendo las líneas de mi vida

entre el ocaso y el alba

de lo que pretendió ser

…una noche cualquiera.

P-Car