Silencio y cuidado:
¡hombre pensando!
Muchos triviales sucesos, pocos grandes
a la velocidad que quiera el tiempo
forman ésta -la que creo-
mi única existencia.
Paso a paso
-difíciles algunos-
se me abrieron los caminos
atajos, desiertos, campos, abismos,
soles menguantes, noches de vino.
Noches, noches y más noches…
algunas tranquilas de tertulias tibias
como también, de emociones ofertadas
que nada me dejaron…
y otras… sí… hay tantas otras…
de la soledad más pura
en que ni los sueños
aminoraron el vacío.
Y el pasado queda atrás a cada instante
dándome cuenta…
cómo suceden las estaciones humanas
en las que un momento estoy bien
otros, repleto de dudas…
sin poder sentir mi propio centro
ni disfrutar un norte despejado…
-sin tormentas recreadas-
¿Cuál será mi genuino propósito?
¿qué quiero de mi vida realmente?
¡¿cuántas veces he de preguntarme
…lo mismo?!
Repleto mis alforjas de proyectos
para no pensar mucho
ni asirme a dualidades
que nunca resuelvo
y aunque reconozco
que oro no me falta
nada…
nada en mi realidad brilla…
como esos ojos que una vez
su bella luz me regalaron.
Sí, lo reconozco
son infinitas las noches
en que mi sed desea su agua
mi corazón y alma -ay… si-
buscan su virtud y su calma.
Hoy hago un alto
y pongo mi mano en el pecho
para comulgar mi verdad
ya sin envidiar a los árboles
que nacen y son, tan solo son…
dando su follaje y su sombra
sin ambiciones ni esquemas
sin sentimientos ni despedidas
sin este loco grado de poca locura.
Y entonces…
como en elegantes días grises
con eso que los sentimentales llamamos
…melancolía…
analizo a través de mi umbral
aquellas contrastantes estaciones
y…
¡No!… ¡que estoy diciendo!...
si hoy no quiero medir paralelos
porque en el preludio de ésta
…una nueva noche desolada…
mi mirada, rendida se eleva al cielo
pidiendo vuelvan esas pupilas llenas de versos
que como nunca nadie en mi liado sendero
-ni siquiera yo mismo-
con inocente ilusión y sin un ápice de miedo
una extática noche de abril
en mí…
¡creyeron!
P-Car
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