Silenciosa he
venido.
Una estela de
instintos
me trajo a tu
nido.
Vengo de lejos
desde la huérfana
distancia
donde pernocta un
verso.
Esta noche me he
fugado de mi misma, si…
en un lapsus
distraído del tiempo
para contemplarte
un instante
en la verdad de
tu sueño.
Y descubrir,
quizás…
y comprender, tal
vez…
el sacramento de
tu soledad.
Al ver tu rostro
indefenso
y mi cruz aferrada
a tu pecho
suavemente te
abrazo
mientras
lindante
la luna y la
brisa
acarician un
sauce.
Por un solo momento
retórica y sensorial
he vuelto
pero al sentirte
frío
-y aún, un poco mío-
quiero quedarme.
Lo haré mi amor,
si… lo haré
hasta que sola, el
alba me lleve
al rincón lacrado
y seguro donde
el sueño es
amnesia
lo viable, el
olvido
y mi cruz eres
tú.
Lo único
endémico es que
al palmar el
suspiro de la aurora
mi confinada alma
que irrefutable,
te extraña
…más te amará.
P-Car
Se desprende un sentimiento único en cada verso.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias amigo, por esa mirada de poeta del alma, un fuerte abrazo.
BorrarQue manera de sentir, porque para verdad así, no hay más remedio que sentir.
ResponderBorrarFeliz fin de semana.
Un abrazo.
razón tienes amigo, para escribir hay que sentir, al menos a mí, no se me da de otra forma. Respeto mucho lo que escribo, todo el contenido, con sus valores y proyecciones. Gracias Agapxis, un beso.
BorrarWow, gritar no basta, después de leerte!!
ResponderBorrarEl grito como el silencio extremo son expresiones del alma, muchas veces necesarias. A mí, me encanta escribir y producir estas sensaciones, partiendo por mí misma. Gracias amiga por decírmelo de esa forma tan elocuente. Besos de rosas!!!!
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