Hace casi nada, la
vida de mi sed aprendía
y yo me
embriagaba en su copa diáfana.
Tenía olor y calor:
a abundancia sabía.
Hoy, el cristal
está seco, y trizado.
Sin embargo -vehemente
alma-
hurgo en el
oleaje de las horas.
En la flaca
lluvia, en la loca tormenta,
en el dulce
derrame, busco saciarme.
Más, solo en mi
lágrima hallo
una mezquindad
de agua
para apenas
salvarme.
P-Car
Derechos
Reservados.
Propiedad
Intelectual.
Imagen: Dimitra
Milan.
Es la intranquilidad del alma en medio de la "marejada de la vida"...
ResponderBorrarUn abrazo.
Tal cual amigo, en este viaje tenemos todo tipo de alturas en nuestro vuelo.
BorrarGracias por tus palabras, siempre tan cálidas.
Besos de azúcar.
Son las lágrimas un bálsamo para el alma, reconfortan y calman, a veces purifican el desasosiego de lo que nos apasiona y no tiene fruto.
ResponderBorrarSabes que admiro tu forma de escribir, pero es que en tu poesía siempre viajan esas alondras del sentir, que tanto se me hacen afines.
Feliz finde y un gran abrazo.
Hola querido amigo, es cierto, las lágrimas hay que considerarlas amigas de nuestras emociones, porque a través de ellas, los sentimientos se expresan y drenan sus tristezas. Gracias por tu opinión, es un agrado leerla, me hace muy bien Agapxis.
BorrarRecibe un abrazo cariñoso.