Tu cuerpo
entre mis repechos
era novela magra,
muerta.
Más, mi dulce
odisea fue
cúpula, ensueño,
hondura, velo.
Lo que supe, en
tu inconsciencia,
es que mi epidermis
sería
tu yacente
tálamo…
de efluvios
silvestres.
Al centro de
un afónico osario
pegada a mi aroma,
tu memoria,
frustrado, sentirás
el deseo
de estar vivo
de nuevo.
Extintos
inciensos, denso silencio,
invalidez, harina
de huesos.
Culpa, penitencia
y horror
sin poder
nunca más
estar en mi corazón.
¡Infinitamente!
¡obsesivamente!
alucinarás la
explosión cerúlea
que ya nunca
más lograrás.
Marchitos pétalos
color piel
te han de querer,
sin amor.
.
.
.
P-Car
Paty Carvajal-Chile
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Propiedad Intelectual
Imagen: de Internet
De mi
reciente -y muy sensible- antología de poemas:
“El poder de
escuchar nuestro corazón”