De mi oración
de mi corazón
de mi estación
de mi ilusión...
cariño ¡te
suelto!
con tanto dolor
como amor.
Y te dejo
volar
en total
libertad
a tu vasto
destino.
Pero por favor...
no se te
ocurra decir
por cual y
quien te decides
que mi poesía
no resistirá ir...
para circular
tu iris
para palpitar
tu pulso
para cavilar
tu mente
para auscultar tu piel
para
descifrar tu alma
y así
comprender...
si hice... mal
o bien.
.
.
.
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