Un pájaro oscuro se posa en mi puerta
sin saber que esa puerta es mi puerta:
la del mundo que siempre está abierta
entre él y yo, el frío y el infinito.
A veces sucede, a veces me sucedes.
En ocasiones te concebí recuerdo
muchas otras, un pronóstico cierto
y también, el vivo amor resistiendo.
Dejé de investigar los motivos
quizá nunca han existido
o porque -vaya a saber una-
del destino, solo una trampa eres
quizá, un álgido y egocéntrico olvido
o un negro suspiro a punto de su muerte.
A veces sucede, a veces me sucedes.
Es simple, dejé de darle importancia
y cada aurora, cada ocaso, cada hora,
menos sucede, menos me sucedes.
La puerta continúa abierta
muy pronto ha de suceder
lo mejor de mi suerte.
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P-Car
N°1676 - 06.09.2024
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