Luna, por un instante cósmico
baja de tu trono de finas nubes.
Ven y regálame, tu cercano esplendor.
Luna, tus bordes son mi cuna
tu piel, mi manta de amor.
Nunca me faltes.
Nunca, nunca.
Repito: nunca.
Contigo existiendo
contigo mirándome
soy lo que soy.
.
.
.
P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1652 – 27.03.2024
Derechos
Reservados
Propiedad
Intelectual
Protección: Safe
Creative
📷 de Internet
(ante cualquier advertencia
será retirada de inmediato)
Mucha ternura en tus versos, felicidades.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz semana.
Gracias amigo, por ver y sentir esa ternura. Un abrazo grande para ti.
BorrarAmiga, por tu condición de mujer y de poeta sos la luna misma, por lo tanto nunca te faltará, está en tu esencia.
ResponderBorrarBeso grande tipo montaña.
Hola amigo, qué expresión más hermosa... muchas gracias por el regalo de tus palabras tan cariñosas. Un gran abrazo cósmico, desde mi querida ciudad Viña del Mar.
BorrarPoesía no te falta, de modo que la luna -tampoco a quien sea que convoques, siempre a vos acudirá, amiga.
ResponderBorrarAbrazo admirado hasta allá.
Hola amigo, eres muy dulce en tu comentario, gracias por tus palabras y por tu compañía que valoro y aprecio mucho. Un fuerte abrazo.
BorrarToda una oración, un ruego a la luna, inspiradora de todos los poetas...Paty.
ResponderBorrarNo hay duda de que la luna te escucha, te protege y te abraza con su magia, su entrega y sabiduría milenaria, amiga.
Mi abrazo grande y mi cariño, Paty.
Hola amiga, así es, la luna es una compañía e inspiración permanentes, me pregunto... ¿qué sería del cielo y de nosotros sin ella?? Mil gracias por tu compañía, besos para ti.
BorrarEstos versos que no se escriben con tinta, sino con luz del corazón, este poema es un llamado íntimo, casi susurrado a esa Luna esa eterna musa de los insomnes, cómplice de secretos que sólo se murmuran cuando el mundo duerme y el amor se confirma.
ResponderBorrarAquí no hay flores en tinta, sólo un clamor delicado y rotundo, para que la Luna no se ausente de nuestro sentir, para que su cercanía, tan lejana, siga sosteniendo corazones en la necesidad de un reflejo para saberse, sentirse vivos.
Y qué belleza en esa súplica repetida, “Nunca, nunca. Repito: nunca.” Como si cada “nunca” fuese una piedra sagrada en el altar de la necesidad emocional del yo que nos habita.
El poema ( la poeta ) no pide, declama y declara, confiesa, entrega su fe a la luna como una niña al borde de sus sueño.
Y la Luna, cómplice todavía leva su sonrisa en la mejilla.
Un placer leerte. Abrazos.
Hola amigo, gracias por brindarme tu compañía y por la sabiduría de tu pensamiento. La luna es una compañera fiel, de momentos tristes y alegres, de soledades, de ilusiones, de tantos y tantos espacios de conexión con lo infinito. Es única y adorable por lo que no quiero que nunca me falte. Gracias de todo corazón amigo, te mando un gran abrazo.
Borrar