El rostro de mi luna almendrada
se reflejó coqueto en tu mirada
cuando abracé una tibia esperanza
y desnudé a esos azulados espejos
toda mi piel y sentimientos…
seducción de caricias mágicas
de tus palabras terciopelo.
Un rosario de suspiros coreados
brotó del subterráneo de mis ansias
cuando tu leño derritió la escarcha
del agua bendita que baño tu simiente
en la profundidad de mi fuente clara
arando la extensión de mi tierra fertil
por la gracia infinita de sentirme amada.
Soberano príncipe de mis estampas
de la dinastía de las intensidades
te rendiste a mis pies suplicante de sed
bebiéndome entera hasta secarme el alma
para luego vaciarme tu universo completo
elevando el amor a la dimensión del cielo
y hacerme tuya hasta el fin de los tiempos.
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