Icono majestuoso

Descifrando cada nuevo momento, he continuado en esta caminata… sin soles ni lunas… sobre mis extenuados pies descalzos, intentando mitigar el alegórico silencio de una indeseada historia de desconciertos, bajo la mística de mis ojos, que a cada paso, se esfuerzan por alumbrar el tramo correcto.

Difícil es combatir los vientos huracanados de tristeza, cuando la incertidumbre merma mis fuerzas y mil lágrimas se desplazan por la agonía del desconsuelo, entre los gobelinos desdibujados, desde el crepúsculo al alba, para luego… con la ayuda del cielo… renacer purificada con un nuevo verso en el alma… desde el vacío a la inmensidad.

Y cuando el miedo a desfallecer se apodera de mi ser, a tientas he buscado la pura y lejana agua que emana la cascada, temiendo caer hacia los grandes acantilados del abandono, donde el gemido moribundo de mis poemas, moriría sin eco, en el mutis de las profundidades.

Nada es muy cierto, en los laberintos sin líneas de este tiempo, en que han caído heridas, demasiadas horas sin minuteros y donde han de borrarse, con la misteriosa magia del amor, las huellas nocivas de una pesadumbre, configurando a cada instante futuro, la dedicada realidad de un renovado presente indeleble.

El horizonte de una mirada, será el icono majestuoso de una larga travesía, donde el espíritu… inspirado en las ondas cuánticas de la esencia bondadosa de una verdad… sueña alcanzar la añorada meta de compenetrarse en todo aquello… tan soñado y amado… rompiendo la inercia frígida de la distancia y el letargo desahuciado de la soledad.

P-Car