Último beso

Hostil se petrificó un dolor, en la gruta más profunda de mi pecho, en el profano momento de caer tus párpados vencidos, sobre el índigo de tu iris, yéndose así tu vida a la dimensión inalcanzable de otro espacio, cuando -desesperada- miraba tu rostro y te sostenía entre mis brazos.

Con el grito de mi alma, cayeron, sobre tu cuerpo lánguido, millares de estrellas, en un episodio desgarrador del cielo, en medio de la infinita sinfonía de mis lágrimas, al unísono que, en inminente rendición, emigraron el sol y la luna a otro mundo, mientras la luminiscencia de tu aura se elevaba.

Y un estéril luto sin precedente, se derramó por mis labios, ennegreciendo el marfil del alba que asomaba, al negarme el milagro de irme contigo, mientras besaba tu boca inerte para fundirme con tu alma amada… y donde tan solo pude quedarme con el último beso frío de… ¡la muerte!

P-Car