Perdón

Perdón por mi falta… de no aceptar las tuyas y no querer tus rebeldías cerca de mis cosechas. No hay concordancia en colgar extensos vacíos y lágrimas, en mis lías de paz, donde descansan su vuelo, mariposas blancas.

Perdón por la dignidad de saber no es para mí, quedarme en un rincón de tu tiempo. Quise creer en ti y regalarte mi eterna caricia, y no terminar así, embalsamándote en mi recuerdo, con la desnudez de mi ausencia entre tus brazos, mirando fijo tu córnea.

Nadie que entrega su corazón, merece que a una sincronía de pasión le sigan soledades hambrientas en fila… Por ello entiende, sin rencor, que no combinan con mis sueños, los avistamientos de amor.

Perdón por el honor de no estar en mis planes… pernoctar en el desierto, cual gaviota desajustada perdida del ocaso… aquella que muere desahuciada por su mar… pero yo, nunca contaminaré mi viaje al horizonte, con el azul añejo de ninguna altivez.

Lo siento, pero en la misma extensión de ratos que brindaste tus besos, echaré de menos tu boca buscando mis labios en alas de una inusual ternura volando bajo…

Discúlpame  a m o r…  que por corresponder tu amargura irónica, haya grabado con pendencia en tu silencio, éstos, mis últimos versos con un dejo de tu estela cenicienta pasando por mi cielo… y mi vida entera.

Y mil veces perdón… que a una mujer de principios y valores, de valses y rosas rojas, poeta hasta la médula de su alma… mientras escribió esta prosa, jamás quiso, necesitó ni le importó tu perdón.

P-Car