Nací una
madrugada oscura
y como ella,
fui silenciosa.
Para existir
el
temperamento
tuve que forzar:
fatigar mi
aliento,
hilvanar mi
verbo
y a veces...
gritar.
Ahora, en este
ilegal detrimento
mi esencia primera
me convoca.
Necesito ser de
nadie y del mundo
ser impalpable
y tan solo... callar.
Ser
totalidad, danzar futuros
desde un
silencio magistral.
Me presientan,
me nombren
y más que antes,
me ansíen...
sin poderme
nunca alcanzar.
Que la
imposibilidad sea mi altar
porque en “el
siempre de un jamás”
nadie, otra
vez... me podrá dañar.
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
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