Entre
nosotros, había un otro.
Un ser herido
en sus batallas,
un ser
áspero, cegado, obtuso,
con su
corazón, de dolor quemado,
excedido de
una irritación sin control.
De pronto, al
acariciarme, creí verlo
pero pensé
que era solo un fantasma.
Entre ese “tú
y yo”
-que ya fue- hoy
bien sé
que existió
siempre un otro
que esperaba su
turno, anheloso,
para que sensitiva
y enamorada
clavar su puñal
envenenado
en el lado más
puro
de mi alma.
.
.
.
P-Car
Paty Carvajal-Chile
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Propiedad Intelectual
Imagen: de Internet
De mi
reciente -y muy sensible- antología de poemas:
“El poder de
escuchar nuestro corazón”