Y yo, que me dejé atrapar por tu trama
cual pez, lejos de su elemento nativo
iracundo por ser visto -elegido-
y a otro azul, pertenecer.
Y tú, que tu carnada transparente
seductiva la extendiste para mi deseo
cual manifiesto nauta diestro
seguro de su táctica y medio.
Más, te gustó tanto poseer
una y otra vez mi cuerpo,
que, fuera de toda estrategia,
por terca fricción y fiero gozo,
mi alma toda, sin pensar,
la bebiste a críos sorbos.
Hoy, encogido dentro de tu tupida red
no hallas igual fruto para tu hambre
ni similar afluente que sacie tu sed.
Y yo, sin el cielo de tu barca
sin tu voz sobre mi ombligo
si tu adherencia erguida
sin el gemido de tu culminación
sin la luz de tu ceguera
bajo tus párpados dormidos
...así como estoy, a la deriva de tu querer,
continúo lacia, continúo gris,
porque mi existencia, sin ti...
es nada más... continuar.
Se suponía que tú eras el pescador
y yo, solo un mero objetivo,
tu presa momentánea,
un nuevo platillo
sobre tu sábana.
Se suponía
¡se suponía!
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1695 – 11.07.2025
Derechos
Reservados
Propiedad
Intelectual
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será retirada de inmediato)
Qué poema tan precioso, Paty!...
ResponderBorrarLa red era inmensa y el cebo, seductor e irresistible. Y tú... un fruto deseable para saciar la sed del pescador... pero en lugar de permanecer en la alegría de un abrazo firme y eterno, te dejaste a la deriva en un amor intermitente, como una presa momentánea sedienta de amor...
Un fuerte abrazo, querida amiga.
Amor y pasión en esa red de versos llenos de ternura. Felicidades.
ResponderBorrarUn abrazo.