Durante este infinito desvelo sin albas
mis huesos crujen y mi sangre se hiela.
Lloro, sumergida hasta el cuello
en la fosa de un hondo silencio
en esta tétrica heredad del destierro
en ésta, nueva pero conocida,
mortal enfermedad de lo cierto.
Y en esta agonía de continuar sin ti
extraño tanto la agitación y la calma
que viví contigo, sin temor al miedo,
sin sufrir ahogo, sin riesgo a sucumbir.
Extraño, mi sueño elevado y vaporoso
el que dormía, en los contornos de tu
boca
y despertaba, en la acuarela de tus ojos.
Extraño nuestras risas por nada
nuestros giros entre las ramas
y cada una de las cuerdas locuras
que nacían de la inocente alegría
de habernos encontrado
en esta compleja vida.
Extraño el pálpito puro en mi pecho
cuando te miraba y pensaba:
“eres todo lo que quiero y amo,
todo... lo que tanto buscaba”
Te extraño de una forma extraña
como si extrañara a un extraño
pero sobretodo -sobretodo-
en esta soledad que me rompe el alma
en este vacío que poco a poco me mata
me extraño a mí misma
¡enamorada!
.
.
.
P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1705 – 11.11.2025
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será retirada de inmediato)

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