lunes, enero 06, 2025

Noche divina

 

Quise, pero no debía preguntar

si nuevamente pasaríamos

otra noche juntos.

 

Lo anhelaba de veras, en demasía,

pero que no es decoroso ni prudente

me lo había dejado bien claro la vida

junto a una montonera de amigas.

 

Pasamos una noche divina

unimos nuestros cuerpos

nuestros pensamientos

nuestras emociones

incluso reímos.

 

Para dormir lo poco que pudimos

te aferraste a mí, enroscado...

como un ser que crece pero que

no desea despegarse del nido.

 

Todo fluyó como si fuese nuestro

el utópico término: “perfecto”

 

Llegó la mañana, agitada...

el sol, el reloj, la ducha veloz

junto a un raro hedor en el aire

a rostros grises en cuerpos fríos,

a excesivos deberes sin alegrías.

 

Pero yo, aunque sé que no debía

quería expresarte lo lindo que fue

y preguntarte si, honestamente,

deseabas nos volviésemos a ver.

 

Estuve casi a punto de hacerlo

luego del último sorbo de café.

Más, no lo hice, fui moderna.

Hasta mi ego, siempre tenue,

de logro y orgullo se inflamó.

 

Eso sí, tuve que apretar mis labios

salvo para el dulce y ansioso beso del

“por favor, no te olvides de mí,

que ya te empiezo a querer”

 

Te fuiste y en un par de minutos

sentí un estruendo desde la calle.

Miré por el balcón y ahí estabas

tendido en un charco de sangre.

Un despistado envistió tu moto

no sabía si estabas muerto o no.

 

No sabes la pluralidad de pensamientos

que tuve mientras bajaba horrorizada.

El primordial, por qué no te dije

lo fascinante que fue conocer

el sereno de tu alma

en aquella velada.

 

Ni esa mañana ni nunca pudiste oírlo

y yo jamás, hasta hoy, hallé consuelo.

.

.

.

P-Car



 

 Paty Carvajal-Chile

N°1527 – 23.07.2023

Derechos Reservados

Propiedad Intelectual

Protección: Safe Creative

📷 de Internet

(ante cualquier advertencia

será retirada de inmediato)