Nunca pensé que
llegarías a mí
con tu corazón así
de débil
y tu alma, llorando.
Menos imaginé
que 
tus lágrimas fuesen
 
gotas de agua
bendita
que curarían tus
yerros.
No, no me mires
así, que, 
en un instante
derribas 
el juramento que
hice a mi vida.
Ay, no puedo más
presiento explotarán
los diques de mi
sangre 
y el piélago de
mi alma.
Detén tu llanto misionario.
Ven y abrázame
fuerte. 
Busquemos el sol
y la luna 
tras los nubarrones
de la soledad 
y con lías de
piel, bordemos
un cielo nuevo.
Inhalando
estrellas…
desnudémonos.
Dejemos que la
luminiscencia 
-fascinantemente
lento-
recorra nuestras
cimas eróticas
en las planicies
de los sentidos.
Rasante y
profundo 
-infinitamente
intenso-
sin reservas,
sin más demora…
amémonos ahora.
Amor… recomencemos.
P-Car


 
Siempre es una buena oportunidad ese "recomencemos..."
ResponderBorrarUn abrazo.
Recomenzar muchas veces puede ser mejor que comenzar. Ya existe un conocimiento real del otro e igual lo amamos y aceptamos.
BorrarGracias amigo, un abrazo.
Ese recorrido despacio y sutil dos almas y dos cuerpos sueñas con volver a vivir el amor uuff precioso amiga me encantó , un besote desde mi brillo del mar
ResponderBorrarEn algunas ocasiones desistimos del amor por los problemas y sinsabores que nos da, pero cuando gana la esperanza de volver a formar un día a día, es porque estamos dispuestos a un todo integral, con lo bueno y malo.
BorrarGracias amiga, un abrazote.
Pero que bello escribes! y aún sabiéndolo con tal certeza, nunca dejas de sorprenderme!
ResponderBorrarEso es todo un halago amiga, más aún viniendo de ti que escribes maravilloso y con el alma desnuda. Gracias bella... Besos de lunas.
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